PRIMAVERA CON UNA ESQUINA ROTA, Mario Benedetti, 1982, novela
- Sylvia GOMEZ
- 9 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 jun 2022

Durante los difíciles años 70 y 80 del siglo XX, las dictaduras del Cono Sur impusieron el terror entre la población de esos países. Para huir de la violencia, el exilio fue el camino que escogieron las personas cuyos hijos, hermanos, padres, habían sido devorados por la máquina del terror, instalada por los gobiernos de Chile, Argentina, Uruguay o Brasil.
Este es el caso de Beatriz, una niña uruguaya, que con su madre buscaron refugio en la limítrofe Argentina, para rehacer su vida, reuniendo los pedazos del pasado. En ese pasado está el padre, joven opositor que se encuentra en una cárcel uruguaya, a la que paradójicamente se le ha llamado Libertad.
“Primavera con una esquina rota” es una novela polifónica. Seis voces expresan sus dudas y sus angustias. Una de esas es la de Santiago, el prisionero leal a sus convicciones políticas, solidario con sus amigos de lucha, fiel a su amada que afuera espera por él. Sus monólogos en prisión y sus cartas se alimentan de esperas: para obtener la amnistía, para reencontrar a su hija después de cinco años, para abrazar a su esposa, para conversar con su padre de todas las cosas que nunca se dijeron. Sus pensamientos viajan de un lugar a otro, de un tiempo a otro, le han permitido ser libre dentro de la celda y soportar los vejámenes de sus carceleros.
La voz de Graciela es una queja de mujer sola en un país extranjero, comparte con el lector sus confidencias sobre la culpabilidad ante sus nuevos sentimientos, sus miedos de enfrentar al compañero cuando salga de prisión.
La voz de la niña está cargada de ingenuidad, de explicaciones antojadizas que se da sobre lo que no puede entender a su corta edad, reflexiones humorísticas que provocan la hilaridad del lector.
También está la voz del padre, confidente de los sucesos más dramáticos de la vida de Santiago y Graciela, un abuelo que tiene todas las respuestas para la curiosidad infantil.
La voz de Rolando, el amigo que se debate entre su amor por Graciela y su lealtad hacia el compañero en desgracia.
Finalmente la misma voz de Benedetti, errante por América como los personajes de sus novelas y quien, como consecuencia de sus ideas políticas, estuvo obligado a compartir las penas del exilio, junto a otros camaradas latinoamericanos.
Historia donde la violencia no tiene la crudeza de otras novelas testimoniales. En esta la deshumanización de los represores es solo indirecta, ya que el autor la ha disimulado bajo un velo de ternura y de esperanza y ha incorporado unos personajes íntegros, que le apuestan a la verdad y a la honestidad aunque con eso, la primavera, tan esperada por todos, se quede con una esquina rota.
He aquí un libro que tú debes leer.
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