Madrid 1834 es un infierno de violencia y muerte. Las calles están pobladas por seres salidos de una pesadilla: niños famélicos, delincuentes, vagabundos, prostitutas, todos los desechos de una ciudad que se hunde en el lodo. A esto se añade el azote de la peste, que no conoce de clases sociales y que ataca a todos, no importa cuán expuestos estén, ni cuanto dinero tengan para intentar vencerla. La insipiente medicina de la época tiene que ver, más con la superstición medieval que con principios científicos. Otro flagelo que se cierne sobre la urbe es la lucha clandestina entre carlistas e isabelinos. Los primeros apoyan el reinado del príncipe Carlos de Borbón, y los otros el de Isabel II, cuando cumpla su mayoría de edad.
La novela deja en claro la inferioridad de la mujer, aún en las clases más pudientes. En estas, las mujeres están para la caridad y para ocultar sus deseos y frustraciones, con relaciones clandestinas, que todos conocen pero nadie reprocha. Las otras, las menesterosas, las que viven fuera de las puertas de la ciudad, lo tienen aún más difícil. En el mejor de los casos, se aferran a un puesto de lavanderas en el río o de prostitutas en la ciudad.
En este escenario convulso, tres escritores españoles, bajo el seudónimo de Carmen Mola, ambientan la historia de "La Bestia". ¿Quién es ese ser, que la superstición popular ve como un animal fabuloso, que extermina a niñas de entre 11 y 12 años, de una forma horripilante: desmembradas brutalmente y con la cabeza cercenada? La ignorancia alimenta la fábula, la policía se hace de la vista gorda ante la desaparición, encierro, tortura y muerte de las niñas de los arrabales, que a nadie importan y sobre las que nadie se molesta en investigar.
El narrador en tercera persona, descubre los acontecimientos junto con el lector. Introduce personajes que recuerdan la antigua picaresca: golfillos, como Pedro, que se ganan la vida gracias al robo; policías como Donoso Gual, que esperan condecoraciones después de una carrera sin brillo; prostitutas como La leona y sus protegidas, que venden por pocos reales su virginidad; sacerdotes, como Fray Braulio, involucrados en política y no en los asuntos de su Ministerio. También están los Señores poderosos, como el magistrado Julio Gamoneda, el diplomático Asencio de las Heras, el duque de Altollano, intocables por su rango y su fortuna y, junto a ellos sus esposas, contradictoriamente piadosas y despiadadas, como Ana Castelar.
Pero, el principal personaje de esta novela es Lucía, una jovencita de catorce años que carga sobre sus hombros la tragedia de la miseria y la orfandad. Muerta Cándida, su madre, debe buscar cómo mantener a su hermana pequeña. Sus pasos le llevarán a atravesar las sórdidas alcantarillas que comunican las barracas con Madrid. Allí percibimos la fuerza descriptiva de la narración: sinestesias olfativas, visuales y táctiles, que crean una atmósfera opresiva.
La protagonista debe robar para sobrevivir y en una ciudad atacada por el cólera, penetra en casa de un científico y roba su anillo y su capa, dos piezas claves para descubrir los hilos de una secta macabra, que con sus rituales, quieren eliminar a los carlistas más importantes de la época.
Las páginas se llenan de intriga. En su camino, Lucía, presencia el ataque a los curas, a quienes se les culpa por esparcir la peste y pagan con sus vidas y la destrucción de las iglesias, la ignorancia de las masas. Así también conoce a su ángel benefactor, Diego Ruiz, un periodista venido a menos, que se interesa por la muerte de las niñas y penetra en los oscuros recintos de la secta de los carbonarios. Al final se descubre que las pequeñas, permanecían encerradas en celdas subterráneas, a dónde no llegaban sus gritos de auxilio.
Esta obra galardonada con el PREMIO PLANETA 2021, mantiene el suspenso de las obras anteriores de Carmen Mola, pero sin el exceso de truculencia que caracteriza "La novia Gitana", "La Red Púrpura", "Las madres" o "La Nena". También es destacable la total armonía en el estilo, a pesar de que ha sido escrita a través de tres voces narrativas.
"La Bestia" es una novela múltiple, cuyos personajes están bien trazados y donde el suspenso atrapa de inmediato. Los elementos históricos nos trasladan a otra época, en la que afloran los más bajos instintos del hombre, pero a la par, sentimientos positivos como el amor, la solidaridad, que al final se erigen como vencedores.