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  • Foto del escritorSylvia GOMEZ

LA COCINERA DE FRIDA, Florencia Etcheves, novela, 2022


Frida Kahlo es una de las pintoras mexicanas de mayor renombre del siglo pasado. Su nombre ha estado ligado al de otro grande de la plástica, el muralista Diego Rivera. Así mismo, el accidente que sufrió muy joven, y que le dejó secuelas permanentes, marcó la vida y la obra de la artista hasta su muerte.


La autora argentina revive con una especial sensibilidad, en su novela “La cocinera de Frida”, los pasajes más conmovedores de la vida de esta gran figura. Lo hace combinando dos historias paralelas, en dos épocas y dos lugares distintos: los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, en México y los comienzos del XXI, en Buenos Aires. En la primera, la protagonista es una joven tehuana, Nayeli, que por los azares del destino, conoce a la pintora, se convierte en su sirvienta, su amiga, su enfermera, su confidente. En la segunda, la protagonista es Paloma, su nieta argentina, heredera del amor, del cuidado, de los relatos y supersticiones mexicanos. Ella se da cuenta de lo poco que conocía a su abuela y, en un afán por develar el misterio de una pintura guardada celosamente, llega a entender el pasado de su abuela indígena.


La obra muestra, en un segundo plano, el mundo de los coleccionistas de obras de arte y las altísimas sumas que se juegan entre quienes se dedican a esas prácticas, en su mayoría ilegales. Pero el valor de la novela no está en los entretelones del tráfico ilegal del arte - que es la parte menos interesante de la ficción narrativa, así como lo son los personajes secundarios, que carecen del necesario aliento vital - sino en la descripción de los sentimientos, los miedos, los traumas de Frida Kahlo, frente a la creación pictórica y frente a la presencia de Diego Rivera. Los dos fueron la razón de su existencia, el soplo de una vida que poco a poco se fue apagando.


El narrador omnisciente describe la existencia apacible de Nayeli, en el pueblo de Tehuantepec; nos permite conocer sus mercados, las tradiciones nupciales, la vestimenta indígena. Luego la acompañamos en su huida de la casa familiar, el recorrido del ferrocarril por los campos mexicanos, su llegada a la enorme ciudad de México, específicamente a Coyoacán, donde su destino da un giro inesperado y le ofrece una experiencia larga, gratificante, al tiempo que dolorosa, dentro del universo atormentado de Frida Kahlo.


Como lo confiesa Florencia Etcheves, en el anexo final, sin los aportes de numerosos documentos que se han escrito sobre la vida y la obra de la artista mexicana, no hubiera sido posible que el lector tenga una historia cargada de humanidad, como la que acabamos de sintetizar.




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