EL VUELO DE LA REINA, Tomás Eloy Martínez, 2002, novela

“Una novela es una abeja reina que vuela hacia las alturas, a ciegas, apoderándose de todo lo que encuentra en su ascenso, sin piedad ni remordimiento, porque ha venido a este mundo sólo para ese vuelo”, es la última reflexión de un hombre otrora exitoso, que está encerrado en un cuerpo, que pronto dejará de servirle y en los recuerdos de un pasado doloroso.

Reina Remis es esa abeja que un día se posó en la oficina del Rey de la Comunicación, ofreciendo su primer escrito de periodista novata. Ella era joven e inteligente, él poderoso y cansado de un matrimonio que había dejado de ser importante desde hacía mucho tiempo. Ella va a convertirse en el objeto de una obsesión que va a llevarlo a las más inmundas situaciones.

Es curioso el uso de la segunda persona del singular en algunos pasajes de la obra. El tú es la conciencia del personaje, le habla como a un chiquillo que merece ser reprendido, por los actos amorales que está cometiendo; confirma los descubrimientos que hace sobre la mujer, que sin sospecharlo es observada, revela los más pequeños detalles de su cotidianidad. Un telescopio, nos muestra los pliegues de su cuerpo, sus movimientos suaves, el ir y venir de sus pasos; pero no solo eso, sino también, con el uso de sinestesias, los olores que emanan las sábanas, los sabores de los alimentos que consume, la suavidad de la moqueta al contacto con sus pies descalzos. Esa voz interior le asegura: “Vas a saltar dentro de su sueño y apoderarte de todo lo que encuentres”.

También interviene un narrador en tercera persona quien, con un punto de vista omnisciente, nos habla sobre el pasado sórdido del personaje, desequilibrado por el desamor de una madre que desapareció sin dejar rastro y que aún sigue buscando en cada barrio y en cada rostro. Este narrador, conoce a fondo la psicología de Camargo, ve en él a un voyerista, un ser frustrado, cuyos actos rayan con la locura y muestran los complejos de la infancia, el enfermizo deseo de posesión y sometimiento, el papel de víctima y no de culpable.

La historia involucra al mundo del periodismo, con frecuencia sensacionalista, pero siempre poderoso, a tal punto que puede derrocar gobiernos, desenmascarar personajes públicos o penetrar en los campos minados de la guerrilla. Reina Remis se pone el reto de volar muy alto en ese medio limitado hasta entonces para las mujeres, sin saber lo caro que le iba a costar su osadía.

El autor argentino libera las pasiones de su caja de Pandora, varias escenas tienen la crudeza de la vida misma, como lo anuncia al comienzo de la obra “El mal estaba en todas partes y era tal vez el Dios verdadero de este mundo”.

He aquí un libro que tú debes leer.