HOT SUR, Laura Restrepo, 2012, novela
- Sylvia GOMEZ
- 3 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 jun 2022

¿Qué hace esa extraña pareja en los parajes nevados de la frontera entre Canadá y Estados Unidos? ¿Es la libertad lo que María Paz va a encontrar luego de que salve los últimos tramos que le quedan? Atrás deja todos esos recuerdos truculentos que la han acompañado durante los últimos años. Feliz, nunca ha sido, si felicidad es esa armonía consigo misma que jamás pudo lograr ni en su lejana Colombia, ni en esa metrópoli, que llegó a aprisionarla como una anaconda hambrienta.
Hot Sur es una novela múltiple, conjuga, gracias a los juegos con el tiempo, propios de la novela contemporánea, las vivencias sencillas de los personajes en el trópico americano, con su lucha para sobrevivir como migrantes, en un medio que los estigmatiza. Novela sin tiempo, más bien con un tiempo que dura mucho, porque la ilusión que se empaca en cada maleta se abre para dar comienzo a la pesadilla más brutal que el ser humano pueda imaginar.
La fuerza expresiva y el perfil psicológico de los personajes son dos elementos que sin duda han contribuido al éxito de la novela. Ellos tejen el enramado laberíntico de la historia. El lector, como moderno Teseo se introduce en ese laberinto y poco a poco, guiado por el hilo narrativo, encuentra la salida.
Como dice el narrador omnisciente en uno de los episodios de la obra, “entrarle a aquel paquete había sido como abrir una caja de Pandora: los fantasmas escaparon en tropel y se le encaramaron a Ian Rose en el hombro para quedarse a vivir ahí”. Así nos pasó a quienes nos atrevimos a descifrar las páginas de Hot Sur. Los fantasmas sacados de los escondrijos escalofriantes de las sectas, los fantasmas vivientes de Manninpox, hermosa fachada de una horrible prisión, los fantasmas de la madre migrante, del marido asesinado, todos están sobre nuestro hombro, recordándonos que somos parte de un sistema que prefiere ocultar el rostro oscuro de sus magníficas ciudades.
En la novela de Restrepo, no hay lugar para el aburrimiento ni para los lugares comunes, cada espacio narrativo (al igual que en otras obras maestras de nuestra literatura, Cien años de soledad, por ejemplo) aporta algo nuevo y nos refresca lo ya leído, para que no nos perdamos en las líneas tortuosas que se entrecruzan desde el comienzo hasta el final.
El lector joven o adulto sentirá suyas muchas de las remembranzas de los personajes. Ahí palpita el alma latina, sin fronteras y sin banderas: los giros idiomáticos de las lenguas regionales, el olor de las comidas típicas, la afectividad desbordante que extraña al foráneo, los paisajes que se evocan y más pequeños detalles que hacen que Hot Sur sea una novela nuestra; pero que, tanto por la temática como por el estilo de la autora, se vuelve cada vez más universal.
He aquí el libro que tú debes leer.
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