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EL IMPERIO ERES TÚ, Javier Moro, 2011, novela histórica

  • Foto del escritor: Sylvia GOMEZ
    Sylvia GOMEZ
  • 26 oct 2022
  • 4 Min. de lectura

Un viaje por el naciente Brasil del siglo XIX es la propuesta literaria del escritor español. A partir de una documentación exhaustiva, recrea los sucesos más importantes de la presencia de la corte portuguesa, obligada a exiliarse en un inmenso territorio desconocido y agreste, donde irían a fundar un nuevo imperio.


En efecto, el Rey Juan de Braganza con su esposa Carlota Joaquina de Borbón (hermana de Fernando VII, Rey tiránico y absolutista que impuso su mano de hierro sobre España) llegan a tierras sudamericanas, después de un largo y penoso viaje.


El autor nos describe la asombrosa naturaleza brasileña: sus plantas, sus animales, su mar, sus montañas, donde el color y los sonidos forman una sinfonía, que a veces aturde, otras encanta a los visitantes y que vivirá por siempre pegada a los recuerdos y a la piel de los miles de inmigrantes que llegaron huyendo de la inquisición nuevamente restaurada, de la tiranía de los monarcas o de las condiciones de miseria que se comenzaron a vivir en Europa.


Según el narrador, a los ojos de los súbditos brasileños, Juan de Braganza es un monarca pusilánime, sin poder de decisión, dominado y despreciado por su esposa, con costumbres más acordes a las de un campesino que a las de un Rey. A pesar de eso, su recuerdo va a perdurar en la corte, en la gente del pueblo, y especialmente en su heredero, Pedro I, como el de un hombre bueno, con el que se inició la grandeza de Brasil: el comercio con las metrópolis europeas, la inauguración de teatros y espacios de esparcimiento para los cortesanos, el otorgamiento de libertades para los ciudadanos, etc.


Su hijo Pedro es sin duda el personaje principal. Su historia es la de un príncipe arrancado a los siete años de su cómoda vida en Lisboa, para ser embarcado junto a su familia, en la aventura más desconcertante que un niño de su edad podía experimentar. Luego, en su adolescencia, se lo ve como un tarambana que hace gala de su virilidad con cuanta mujer se cruza en su camino, que desconoce las obligaciones que le impone su origen y su destino de heredero, y se entrega por completo a los placeres y a las diversiones.


Aparece entonces una de las cuatro mujeres que gravitarían en su vida. Noemí, la hermosa plebeya francesa, que iba a convertirse en su razón de vivir y en una causa, lo suficientemente importante, para renunciar a su derecho al trono. Como siempre ocurre, la razón de estado está por encima de los sentimientos y Pedro la ve partir, llevando al primero, de los muchos hijos que dejaría en tierras americanas.


Un príncipe debe renunciar al amor por su reino. Así lo hace cuando acepta contraer matrimonio con una de las princesas más inteligentes, cultas y virtuosas de Europa: Leopoldina de Austria, cuya belleza europea: cabellos rubios y ojos azules, será el comienzo de la admiración que la población en general va a depositar en ella.


Leopoldina se convierte en madre de cinco hijos, en defensora de los esclavos negros, en madrina de los desamparados, en promotora de la cultura y lo que es más importante, en la mano derecha del Rey, a quien proporciona consejos que evitan rencillas, envidias y la oposición de los nobles que lo rodean. Desgraciadamente Leopoldina va a ser la segunda víctima de Pedro, hombre voluble que se deja maravillar por la belleza exuberante de Domitila, una plebeya brasileña, por cuya causa sucumbe a la enfermedad y finalmente la muerte.


Pedro I es visto también como un hombre valiente, un verdadero héroe que no tiene reparos en compartir la comida, la vivienda, las dificultades de sus hombres, al momento de las incontables batallas, que tuvo que librar para luchar contra sus enemigos, organizar sus inmensos territorios e, imbuido de las nuevas ideas libertarias que se imponían en Europa, redactar e imponer una nueva constitución que garantizaba los derechos de todos los ciudadanos brasileños y no solo de los nobles.


Con la desaparición física de Leopoldina, se dan cambios temporales en la conducta del Emperador, quiere ser nuevamente aclamado por su pueblo y sortear con éxito los momentos de inestabilidad política; pero su comportamiento indeseable le ha ganado muchos enemigos dentro y fuera del Brasil. Ninguna princesa desea aceptarlo por esposo, hasta que Amelia, una lejana descendiente de Napoleón, acepta casarse con ese mal reputado personaje. Con ella vive la debacle, la abdicación a favor de su hijo, que se convertirá en Pedro II, el abandono de su patria de adopción y sus nuevas luchas por conquistar el trono de Portugal, que por las intrigas de su madre, había usurpado su hermano Miguel.


En la última etapa de su vida, aunque solo tenía 38 años, se lo describe como un hombre enfermo, inestable, que renace a la hora de arengar nuevamente a las tropas contratadas y voluntarias, para expulsar al hermano traidor. Sus dolencias lo llevan finalmente a la muerte.


Al otro lado del mundo, un joven de apenas 16 años, comienza el reinado de Brasil, sobre los cimientos que su padre y su abuelo habían dejado. El autor habla de su sagacidad para enrumbar al país sudamericano hacia el desarrollo.


La amplitud de la obra exige un lector constante, prolijo, que ame la historia, que disfrute del estilo del autor, de los detalles que a veces pueden parecer excesivos. La voz el narrador predomina sobre los diálogos y en los pasajes se intercalan extractos de cartas y mensajes que fueron escritos por los personajes, lo cual contribuye a la verosimilitud de la trama narrativa.


Al ser una novela de carácter histórico, Javier Moro es fiel a la extensa documentación y a los testimonios de estudiosos, que hicieron posible la recreación de una época importante para la identidad del continente.

 
 
 

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