El BAILE DE LA VICTORIA, Antonio Skármeta, 2003, novela
- Sylvia GOMEZ
- 3 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 6 jul 2020

Vergara Grey es una leyenda del hampa. Después de años tras las rejas, regresa a reclamar la parte del botín que le permitirá retirarse de la profesión. Pero la vida de este personaje va a verse alterada cuando entran en escena Ángel Santiago, un joven amante del cine, con un plan espectacular en la cabeza y Victoria, una jovencita que al bailar tiene la gracia de un cisne, pero que guarda terribles traumas provocados por el aparato de muerte de la dictadura.
Hábilmente se conjugan varias historias en la novela, cada una con un toque humano que emociona al lector. Historias de marginación, de abandono, de olvido. Una parte de la sociedad chilena retratada en su miseria y discriminación, la otra, cómodamente instalada en la orilla opuesta, disfrutando de sus privilegios.
Es destacable la habilidad de Antonio Skármeta para priorizar el estilo directo sobre la voz del narrador. Buena parte del espacio narrativo está monopolizado por diálogos humorísticos, salpicados de giros idiomáticos del español de Chile, que dan a la historia un tinte local. El humor también permite atenuar el impacto de temáticas crudas: la prisión como escuela del crimen, los abusos tras las rejas y fuera de ellas, los sueños truncados por la miseria, entre otras.
El gran golpe, forma fácil de enriquecimiento, repetido en múltiples novelas, se produce también en esta. Los personajes que lo planifican y lo llevan a cabo, desde el comienzo gozan de la empatía del lector. Con sus acciones no tienen nada que perder, no hay arrepentimiento en sus actos, estos no perjudican a nadie, son dineros sucios que han acumulado los esbirros de la dictadura, nadie va a preguntar por esos y en cambio va a resolver las vidas de dos jóvenes soñadores, unidos por la soledad, aunque desde el comienzo el lector percibe que la tragedia se cierne sobre uno de ellos.
Como en buena parte de las novelas contemporáneas, “El baile de la Victoria” no está exenta de escenas violentas, algunas muy crudas, pero necesarias para ver de frente el rostro violento de las sociedades contemporáneas.
He aquí un libro que tú debes leer.
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