COMO AGUA PARA CHOCOLATE, Laura Esquivel, 1980, novela
- Sylvia GOMEZ
- 7 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 jun 2022

El nuevo “Boom Latinoamericano” confirma la solidez de los autores que iniciaron, a mediados del siglo XX, esta explosión de buenos escritores de la Región. Particularmente se han dejado escuchar voces femeninas como las de Laura Esquivel, novelista mexicana, que sorprendió al mundo editorial con la publicación de la novela “Como agua para chocolate”. Este popular dicho mexicano, que muestra la rabia ante un suceso, recoge en esta historia, la ira de Tita, ante las costumbres caducas de la sociedad mexicana que tuvo que soportar. En efecto, la joven protagonista es condenada a renunciar al amor para encargarse de su madre, hasta la muerte. Este hecho hace que su vida transcurra entre la rebelión y las lágrimas, entre los deseos y la impotencia de satisfacerlos.
Lo original de la novela se revela a los ojos del lector desde la primera página, donde se promete “una novela de entregas mensuales, con recetas, amores y remedios caseros”. Los manjares a preparar son típicos de la cocina tradicional mexicana, con la particularidad que tienen efectos inesperados, pues producen sentimientos variados entre los comensales: la alegría, el amor, la añoranza.
La irrupción de elementos fantásticos dentro de la realidad, característica del realismo-mágico, se aplica perfectamente a esta historia. Las codornices en pétalos de rosa, por ejemplo, provocan la huida inesperada de su hermana; del mismo modo, Tita puede amamantar a su sobrino aunque no ha concebido ningún hijo o la muerte de los amantes se produce en medio de una explosión de placer que todo destruye, menos el libro de cocina, gracias al cual la narradora, devela las memorias de su tía.
Las anécdotas de la Revolución Mexicana de 1910 a 1920 también tienen su espacio narrativo. En sus páginas aparecen los revolucionarios sembrando el terror a su paso, el valor de las mujeres que, a falta de hombres, protegían los ranchos o la fuga de las doncellas atraídas por las emociones de la contienda.
El lenguaje es sencillo y los episodios son propios de una novela rosa. El aspecto localista está dado por los diálogos, salpicados de formas idiomáticas propias del campesinado mexicano y por el referente espacio-temporal, que nos ubica en una época precisa: los comienzos del siglo veinte y en un escenario concreto, la región fronteriza entre México y los Estados Unidos.
Las lágrimas acompañan a la protagonista desde el vientre de su madre y las frustraciones son parte de su vida. La autora nos presenta a la heroína como el símbolo de una generación de mujeres, excluidas de toda participación y decisión, que no fueran la organización de la casa y el cuidado de la familia. El mensaje de Esquivel tiene que ver con la denuncia de la condición femenina en los países latinoamericanos y con la reivindicación de los derechos que tradicionalmente le han sido negados.
He aquí un libro que tú debes leer.
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